La deshidratación es uno de los métodos más antiguos y efectivos para conservar alimentos. Desde tiempos ancestrales, ha permitido extender la vida útil de frutas, vegetales, hierbas y proteínas, sin necesidad de aditivos ni refrigeración.
Este proceso consiste en eliminar el contenido de agua del alimento, lo que impide el crecimiento de mohos, levaduras y bacterias, y mantiene gran parte de sus nutrientes. Además, los alimentos deshidratados son ligeros, compactos y fáciles de transportar, lo que los convierte en una excelente opción para consumirlos como parte de tus colaciones saludables diarias.
A continuación, te presentamos una guía práctica para aprender a deshidratar distintos tipos de alimentos, desde los métodos más usados hasta los cuidados que garantizan una conservación segura y nutritiva. Y también, como una forma de complementar este paso a paso para deshidratar frutas en casa que publicamos en nuestro blog.
Métodos para deshidratar alimentos en casa
Existen diferentes formas de deshidratar alimentos, y la elección del método depende del tipo de alimento, el clima y el equipo disponible. ¡También es una cuestión de gustos! Así que vamos con todas las opciones:
1. Deshidratadores eléctricos
Son la opción más precisa y eficiente. Estos dispositivos permiten controlar la temperatura y la circulación del aire, garantizando un secado uniforme. Son ideales para quienes planean deshidratar frutas, verduras o hierbas en grandes cantidades.
2. Horno tradicional o de convección
Si no se cuenta con un deshidratador, el horno que tengamos en el hogar es una alternativa práctica. Se recomienda usar temperaturas bajas, entre 60 °C y 75 °C, y mantener la puerta entreabierta para permitir la salida de la humedad. Los hornos con función de convección –es decir, que incorpora un ventilador que circula el aire caliente de manera uniforme por todo el interior– ofrecen resultados más homogéneos gracias a la circulación de aire caliente.
3. Secado al sol o al aire
El secado solar es una técnica tradicional que requiere un ambiente cálido, seco y bien ventilado, con temperaturas superiores a 30 °C. Es ideal para frutas como duraznos, tomates o hierbas aromáticas. En climas húmedos, se recomienda realizarlo en interiores con buena ventilación para evitar la aparición de moho.
Preparación, temperatura y tiempos de secado
Antes de deshidratar cualquier alimento, es importante prepararlo correctamente y controlar la temperatura para conservar sus propiedades. Este es quizá es paso más importante a considerar siempre.
Preparación del alimento
- Seleccionar alimentos frescos, maduros y sin magulladuras.
- Lavar bien y cortar en trozos o rodajas uniformes para lograr un secado homogéneo (las frutas suelen cortarse entre 3 y 5 mm de grosor).
- Realizar un pretratamiento según el tipo de alimento:
En el caso de las frutas: sumergir durante 10 minutos en jugo de limón diluido o una solución de vitamina C para evitar la oxidación y mantener el color. Si vamos a deshidratar vegetales: blanquear durante 2 a 5 minutos en agua caliente (excepto cebollas, ajos y hierbas) para inactivar enzimas y acelerar el secado.
¿Cuáles son las temperaturas recomendadas?
Cada tipo de alimento requiere un rango de temperatura específico para lograr el equilibrio entre seguridad, textura y sabor. Aquí dejamos una tabla que realizamos, que engloba (y resume) con algunas. Y ojo, todo el proceso puede durar entre 6 y 12 horas, dependiendo del contenido de agua del alimento, el grosor de los cortes y el método utilizado.

Qué alimentos puedes (y no puedes) deshidratar
La mayoría de los alimentos pueden deshidratarse con buenos resultados, pero algunos presentan limitaciones por su alto contenido de agua o grasa. Aquí va una lista de los ideales para deshidratar:
- Frutas: manzanas, mangos, duraznos, plátanos, frutillas, uvas, peras, ciruelas y albaricoques.
- Vegetales: zanahorias, pimientos, zapallos italianos, betarragas, tomates y espinacas.
- Hierbas y especias: orégano, albahaca, perejil, cilantro y menta.
- Proteínas: carnes magras o pescados desgrasados (para jerky).
Los que no deberías considerar para deshidratar:
- Productos grasos como palta, aceitunas o carnes con mucha grasa, ya que pueden volverse rancios.
- Líquidos como leche o huevos crudos, que requieren procesos industriales de secado.
- Frutas con alto contenido de humedad (melones o cítricos), difíciles de secar completamente en casa.
¡Consideraciones en esta guía (casi) definitiva!
Es importante considerar que una vez secos, los alimentos deben almacenarse en frascos o bolsas herméticas, en un lugar fresco y oscuro. La ausencia de humedad es clave para evitar la proliferación de microorganismos.
Para rehidratarlos, basta con remojarlos en agua tibia durante 30 minutos a dos horas antes de incorporarlos a una preparación. En sopas o guisos, pueden agregarse directamente al líquido caliente para recuperar su textura original.
La deshidratación de alimentos es una técnica versátil, segura y sostenible que permite aprovechar al máximo los productos frescos y reducir el desperdicio. Además de conservar nutrientes, ofrece una alternativa saludable a los snacks ultraprocesados y contribuye a una alimentación más natural.
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