Cada vez se hace más y más común que personas no celiacas consuman alimentos sin gluten, por ende, los menús, dietas y alimentos “sin gluten” se han vuelto de moda, por ser considerados más saludables.
Pero, partamos por el principio, ¿qué es el gluten?
El gluten es una proteína vegetal que se encuentra en cereales como la cebada, el trigo y el centeno. Esta proteína no se encuentra solo naturalmente en alimentos compuestos por estos cereales como el pan, la pasta, entre otros, sino que se usa también en muchas salsas, golosinas, medicinas y a nivel industrial porque aporta al producto maleabilidad, elasticidad, esponjamiento y solidez.
La pregunta clave es si realmente el gluten nos hace mal o no.
El gluten no debiera perjudicarte si no tienes algún problema de intolerancia a este o si lo comes en bajas cantidades. El gran problema está cuando abusamos de su consumo o ingerimos productos integrales en exceso.
Según el cardiólogo estadounidense William Davis, «Dos rebanadas de pan integral aumentan más los niveles de azúcar en sangre que dos pasteles debido al alto índice glucémico del trigo que se cultiva hoy en día. De este modo, estamos desarrollando una peligrosa resistencia a la insulina y, por ende, la diabetes está adquiriendo características de pandemia».
La proporción del gluten en el trigo ha cambiado de un 5% a un 50% con la manipulación genética de los alimentos que se ha ido llevando a cabo desde los años 60. La gliadina y la glutenina, componentes principales del gluten, funcionan como anti-nutrientes inmunológicos, es decir, son potenciales causantes de enfermedades autoinmunes.
Algunos perjuicios de ingerir trigo habitualmente:
Asma
Convulsiones
Hipotiroidismo
Enfermedad de Crohn
Permeabilidad intestinal
Favorece las enfermedades del hígado
Se relaciona con casos de autismo y esquizofrenia
Algunos beneficios al dejar de comer trigo:
Reducción de niveles de azúcar en la sangre
Casos de prediabéticos y diabéticos que han dejado de serlo
Mejoría de diversas afecciones como: artritis, psoriasis, sinusitis crónica e irritación intestinal