Mi hijo no quiere comer verduras: Muchas veces el problema está en cómo preparamos los vegetales. Prueba dárselos crudos en vez de cocinados, en la pasta, arroz, puré o huevos revueltos. Recuerda que en algunos casos tendrás que ofrecerle un nuevo ingrediente entre 15 y 20 veces hasta que acepte probarlo. Pero, por favor, nunca lo obligues ni lo retes por no querer comer algo.
Mi hijo no quiere comer ciertas texturas: Si no logras que acepte ciertas texturas, busca alimentos suplentes con un contenido nutricional parecido. Por ejemplo, si no come carne, sírvele otras fuentes de proteína como porotos, huevos y tofu.
Mi hijo quiere separar todo: Los expertos dicen que si tu hijo come sano, no tiene ninguna relevancia que separe los alimentos. Deja que los organice a su gusto. Prueba servirle los alimentos en un plato con tres divisiones.
Mi hijo solo quiere comer “comida chatarra”: Prepara tú misma los platos que tu hijo más desea para que no sienta la necesidad de ir a lugares que venden comida chatarra con exceso de sal y grasa. Una hamburguesa hecha en casa, con salsa casera y un pedazo de vegetal que le guste, le aportarán más nutrientes y menos grasa. En vez de pollo frito, hornea trozos de pollo apanado con avena y si le encanta la pizza, asegúrate de cubrirla con muchos vegetales.
Mi hijo no quiere comer frutas: Los helados de frutas naturales hechos en casa son una manera deliciosa y refrescante de incluir este tipo de alimentos en la dieta de tu hijo. Si incluso te ayuda a prepararlos, verás que su interés por comerlos aumentará. Y cómo no mencionar los infaltables YICOS, ideales para ofrecerlos en estos casos ya que cada uno equivale a 1 de tus 5 porciones de frutas y verduras sugeridas al día por la OMS.
Asegúrate de que tu hijo tenga hambre cuando llegue la hora de comer y no te preocupes si pasa hambre, se alimentará cuando realmente lo necesite.
Ofrécele solo snacks saludable que le gusten y nunca cerca de la hora de almuerzo o comida. Por lo general, las colaciones deberían ofrecerse entre 3 y 4 horas antes de una comida principal.
Y lo más importantes, da el ejemplo. Si tu hijo nunca te ve sentado en la mesa, disfrutando de la comida, el sentarse a comer lo verá como una obligación y no como un momento para compartir en familia.